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Un equipo de arquitectos de la UPC ayuda a poner a punto la nave central de la Sagrada Familia
Las vueltas de la nave central del templo de la Sagrada Familia de Barcelona, que Antoni Gaudí proyectó a 45 m de altura, se finalizarán antes de acabar el año. Una vez retirada la bastida actual se podrá ver por primera vez la visión del templo que pronosticó Gaudí. Las vueltas de la nave se han puesto a punto con la colaboración de un equipo de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallés (ETSAV), de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), que trabaja con técnicas CAD las formas imaginadas por Gaudí.
La ayuda del dibujo asistido por ordenador ha favorecido el respeto a las indicaciones del maestro en la construcción del templo y ha aumentado la precisión de las formas que Gaudí modelaba en yeso, basadas en la geometría reglada. Paraboloides, hiperboloides y helicoides se conjugan en la obra con nuevos elementos, como las columnas de doble giro con base geométrica o los triángulos generatrices modulados. Todas ellas son formas geométricas de difícil representación en un papel y, hasta la introducción del ordenador, sólo se podían trabajar en una superficie como el yeso de modelos.
Por otro lado, los programas informáticos de dibujo han conseguido acelerar considerablemente el tiempo de ejecución de la obra. Una vez acabadas las vueltas de la nave central, se iniciarán las torres centrales del templo con la previsión de que en el 2001 esté prácticamente acabada toda la nave. La computación permite representar espacialmente los mismos elementos que Gaudí diseñaba en yeso con una precisión geométrica que difícilmente se podría conseguir manualmente. Los dibujos que actualmente se realizan con el ordenador se combinan con los tradicionales trabajos de yeso que inició Gaudí.
Un bosque de formas
Las vueltas de la nave central, de mayor tamaño que las
de las naves laterales, se han realizado en vuelta de cerámica a la catalana y han
continuado el camino trazado por Gaudí, que quería emular un bosque de formas y piedras
donde la luz pudiera entrar, a veces, por caminos desconocidos.
Con la ayuda de la informática se han descubierto las claves para que las cerámicas de la vueltas sigan las generatrices rotatorias de los hiperboloides del techo en uno de sus sentidos. Para completar el espacio hiperboloide se están construyendo unos prefabricados de cristal verde de Murano, fruto de los datos precisos que también proporciona la computación. El principal programa utilizado es el Cadds5, complementado por otros programas de investigación geométrica que se han desarrollado en la ETSAV y en las universidades de Deakin (Australia) y Wellington (Nueva Zelanda), que también colaboran en el proyecto.
Estos programas realizan el dibujo sólido de la obra, es decir, hacen una representación gráfica que incluye datos como el peso, los centros de gravedad, las inercias o características de los materiales utilizados, lo que equivale a configurar las maquetas de yeso de forma informática. Por otro lado, esta técnica permite visualizar las vueltas desde todos los puntos de vista posibles, haciendo recorridos virtuales por debajo, ajustando formas, para obtener dibujos y parámetros para la realización a escala de los modelos. Todo ello supone un ahorro de trabajo y mayor precisión.
El yeso, el principio
Gaudí empezó a trabajar en la Sagrada Familia retomando el proyecto que había iniciado previamente el arquitecto F. De Villar Carmona. Gaudí modificó y engrandeció la obra hasta que se convirtió en el gran proyecto de su vida. A finales del siglo XIX, el arquitecto de Reus materializó las naturalistas y geométricas torres del Nacimiento y a principios de este siglo empezó a trabajar en los modelos de yeso de la nave y el conjunto del templo, unos modelos que serían esenciales a la hora de guiar la construcción en los años sucesivos.
Gaudí no dejó nunca de trabajar en la obra: durante el día vivía en el Obrador, situado junto al templo, y en 1914 decidió dedicarse exclusivamente al proyecto. Entre los años 1914 y 1926 trabajó con la ayuda del yeso la geometría reglada para dar forma a nuevas columnas, capiteles, techos, ventanales... De todos los proyectos, Gaudí sólo pudo realizar en obra el pináculo de 17 m de altura que corona la torre de San Bernabé. El resto quedó fijado en los modelos en yeso que el arquitecto y sus ayudantes realizaban con esmero.
A la muerte de Gaudí en el año 1926, los colaboradores del arquitecto continuaron las obras y los modelos en yeso se fueron completando a partir de las indicaciones que había dejado. Las maquetas que se guardaban en el subterráneo y el estudio de Gaudí sufrieron en 1936 los avatares de la quema de iglesia y se perdieron papeles, pero no modelos en yeso que fueron conservados por el amigo del arquitecto, Lluís Bonet Garí, que, junto con otros colaboradores, continuó la construcción del templo. Los arquitectos se encontraron con problemas de dibujo que resultaban imprecisos. Finalmente, se ha hallado la pista: Gaudí utilizaba el sistema duodecimal para las proporciones de las medidas.
1999-11-30
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