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Investigadores de la Politécnica participan en estudios de conservación y protección de las cuevas de Altamira
Las obras del futuro Centro de Investigación y Museo de Altamira, que incluirá una réplica de la cueva y las pinturas rupestres, están a punto de finalizar. Iniciado el 1997, el proyecto de ampliación del conjunto y edificación de las nuevas instalaciones del museo, que se inaugurará este otoño, ha contado con la colaboración de investigadores de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), que en los últimos años ha realizado estudios sobre la conservación preventiva y protección de las cuevas.
30/10/2000
La primera tarea que ha realizado el equipo de la UPC, constituido por investigadores del Departamento de Ingeniería del Terreno, Cartográfica y Geofísica, encabezados por Jaume Clapés, ha sido un estudio sobre la conservación de este conjunto arqueológico de Santillana del Mar, en Cantabria. Mediante técnicas de prospección geofísica con georadar se han localizado cavidades inestables en la parte externa de la roca (karst) del conjunto de las cuevas Altamira, Estalactitas y Castañera. Los expertos también han detectado las vías preferentes de infiltración de aguas residuales procedentes de la actividad agrícola de la zona y que afectan a la cueva y, de forma particular, al techo de pinturas. Por este motivo se ha recomendado minimizar esta contaminación biológica procedente del exterior, ya que propicia la formación de colonias de bacterias, hongos y algas que afectan la conservación de la cueva y de los policromos.
Los científicos también han confirmado la existencia de una segunda estructura de cavidades por debajo de las galerías actuales, especialmente en las zonas con hundimientos y colapsos interiores de la cueva de Altamira. Estas cavidades se encuentran entre 2 y 4 metros de la superficie del interior de la cueva.
En relación con el proyecto museístico, el equipo de la Politécnica ha investigado la capacidad de transmisión de vibraciones del suelo en las cuevas originales de Altamira y también en el área de implantación del nuevo edificio que albergará el museo. Se ha propuesto que los niveles de vibración no superen las 30 micras/segundo, una cifra mil veces inferior al que establece la ley. También se han recomendado otras medidas como utilizar un sistema de excavación sin explosivos, hacer los accesos a Altamira más alejados y minimizar el paso de vehículos en esta zona.
Por otro lado, los estudios realizados por investigadores han servido para analizar las grietas que se han producido en el techo y el suelo de la roca, y han confirmado la existencia de niveles subyacentes a 2 y 4 metros por debajo del área del vestíbulo de la cueva de Altamira y del entorno inmediato, donde podrían haber restos arqueológicos, ya que hace suponer que corresponden a posibles ocupaciones humanas, según los arqueólogos.
Los trabajos de prospección, llevados a cabo en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, se han llevado a cabo mediante georadar, una técnica geofísica de radar que no supone ninguna agresión. Una vez elegidos los puntos de prospección la exploración consiste en introducir una serie de datos en el georadar. Los resultados aparecen en una pantalla de ordenador, como una radiografía en tres dimensiones. Esta técnica permite identificar, sin ningún tipo de agresión y con la máxima precisión, las distintas estructuras de materiales de las cuevas. A partir de esta información se pueden diagnosticar las patologías que afectan el conjunto arqueológico.
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
2000-10-30
Los científicos también han confirmado la existencia de una segunda estructura de cavidades por debajo de las galerías actuales, especialmente en las zonas con hundimientos y colapsos interiores de la cueva de Altamira. Estas cavidades se encuentran entre 2 y 4 metros de la superficie del interior de la cueva.
En relación con el proyecto museístico, el equipo de la Politécnica ha investigado la capacidad de transmisión de vibraciones del suelo en las cuevas originales de Altamira y también en el área de implantación del nuevo edificio que albergará el museo. Se ha propuesto que los niveles de vibración no superen las 30 micras/segundo, una cifra mil veces inferior al que establece la ley. También se han recomendado otras medidas como utilizar un sistema de excavación sin explosivos, hacer los accesos a Altamira más alejados y minimizar el paso de vehículos en esta zona.
Por otro lado, los estudios realizados por investigadores han servido para analizar las grietas que se han producido en el techo y el suelo de la roca, y han confirmado la existencia de niveles subyacentes a 2 y 4 metros por debajo del área del vestíbulo de la cueva de Altamira y del entorno inmediato, donde podrían haber restos arqueológicos, ya que hace suponer que corresponden a posibles ocupaciones humanas, según los arqueólogos.
Los trabajos de prospección, llevados a cabo en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, se han llevado a cabo mediante georadar, una técnica geofísica de radar que no supone ninguna agresión. Una vez elegidos los puntos de prospección la exploración consiste en introducir una serie de datos en el georadar. Los resultados aparecen en una pantalla de ordenador, como una radiografía en tres dimensiones. Esta técnica permite identificar, sin ningún tipo de agresión y con la máxima precisión, las distintas estructuras de materiales de las cuevas. A partir de esta información se pueden diagnosticar las patologías que afectan el conjunto arqueológico.
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
2000-10-30
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