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Un estudio alerta sobre la erosión de suelos y la desertificación en España
En Cataluña, las zonas agrícolas más afectadas por la erosión son las que concentran la mayor parte de los cultivos leñosos, entre los cuales destacan la vid, el olivo y los frutos secos.
30/06/2003
Un estudio elaborado por el investigador de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) Álvaro Feliu, del Departamento de Ingeniería Hidráulica, Marítima y Ambiental, identifica los escenarios de degradación de los suelos en España y propone líneas estratégicas de actuación para las zonas agrícolas y forestales más degradadas Cataluña.
El estudio Degradación de suelos y desertificación analiza, por un lado, las formas de degradación del suelo que pueden causar desertificación: erosión, pérdida de materia orgánica, salinización y compactación. Por otro lado, propone la aplicación de medidas preventivas y correctivas para evitar la degradación de los suelos en las zonas más afectadas del ámbito agrícola y forestal de Cataluña.
Impulsado por la Fundación Gas Natural y el Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat de Cataluña, el trabajo refleja cinco escenarios de desertificación en España: los cultivos hortícolas de Almería y los regadíos de Castilla-La Mancha, para la sobreexplotación de acuíferos; las plantaciones de olivo de Jaén y Córdoba en suelos desprotegidos en pendiente; los regadíos del valle del Ebro, debido a la salinización; y las dehesas extremeñas, por la erosión derivada del sobrepastoreo.
Las comarcas de Tarragona tienen un grado de afectación de prácticamente el 100% del territorio, según datos del Programa de Acción Nacional contra la Desertificación. El profesor Feliu considera que estos datos no se han de interpretar como una degradación generalizada del suelo, sino como un riesgo real debido a la suma negativa de los cuatro factores que el Programa ha analizado: erosión, incendios forestales recurrentes, sobreexplotación de acuíferos y aridez.
En Cataluña, las zonas agrícolas más afectadas por la erosión en Cataluña son las que concentran la mayor parte de los cultivos leñosos, entre los cuales destacan la vid (Penedès, Anoia, Priorat), el olivo (Noguera, Urgell, Garrigues) y los frutos secos (Noguera, Segarra, Garrigues, Ribera d'Ebre). Si bien el problema no se puede calificar de grave en tierras catalanas, tampoco no se puede ignorar, según el estudio, ya que a largo plazo podría reducir la capacidad productiva en importantes extensiones de suelo agrícola.
Los incendios forestales recurrentes en las cordilleras litoral y prelitoral, desde el Alt Empordà hasta el Alt Camp, generan también riesgos elevados de erosión, que se pueden materializar si no se actúa correctamente y con rapidez.
En relación a los suelos agrícolas, el estudio recomienda adaptar la gestión del uso de este tipo de suelos a las condiciones de cada zona de cultivo, con la aplicación de técnicas de agricultura de conservación (cultivo mínimo, no labrar); el uso de prácticas agroambientales, como el mantenimiento de las estructuras tradicionales de conservación del suelo o el aumento del contenido de materia orgánica; y la integración de la conservación del suelo y la biodiversidad en la planificación territorial.
En el caso de las superficies de suelo forestal, el informe recomienda continuar desarrollando medidas de prevención de incendios, realizar actuaciones rápidas en las zonas quemadas y mantener la práctica de dar prioridad a la repoblación y revegetación de suelos forestales degradados sobre la forestación de tierras agrícolas.
El trabajo fue presentado el pasado 17 de junio, en Tarragona coincidiendo con el Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, y es fruto del convenio de colaboración firmado el mes de diciembre pasado entre la Fundación Gas Natural y la Generalitat de Cataluña, con el objetivo de promover actividades de educación y de sensibilización ambiental de la sociedad.
Departamento de Ingeniería Hidráulica, Marítima y Ambiental
2003-06-30
El estudio Degradación de suelos y desertificación analiza, por un lado, las formas de degradación del suelo que pueden causar desertificación: erosión, pérdida de materia orgánica, salinización y compactación. Por otro lado, propone la aplicación de medidas preventivas y correctivas para evitar la degradación de los suelos en las zonas más afectadas del ámbito agrícola y forestal de Cataluña.
Impulsado por la Fundación Gas Natural y el Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat de Cataluña, el trabajo refleja cinco escenarios de desertificación en España: los cultivos hortícolas de Almería y los regadíos de Castilla-La Mancha, para la sobreexplotación de acuíferos; las plantaciones de olivo de Jaén y Córdoba en suelos desprotegidos en pendiente; los regadíos del valle del Ebro, debido a la salinización; y las dehesas extremeñas, por la erosión derivada del sobrepastoreo.
Las comarcas de Tarragona tienen un grado de afectación de prácticamente el 100% del territorio, según datos del Programa de Acción Nacional contra la Desertificación. El profesor Feliu considera que estos datos no se han de interpretar como una degradación generalizada del suelo, sino como un riesgo real debido a la suma negativa de los cuatro factores que el Programa ha analizado: erosión, incendios forestales recurrentes, sobreexplotación de acuíferos y aridez.
En Cataluña, las zonas agrícolas más afectadas por la erosión en Cataluña son las que concentran la mayor parte de los cultivos leñosos, entre los cuales destacan la vid (Penedès, Anoia, Priorat), el olivo (Noguera, Urgell, Garrigues) y los frutos secos (Noguera, Segarra, Garrigues, Ribera d'Ebre). Si bien el problema no se puede calificar de grave en tierras catalanas, tampoco no se puede ignorar, según el estudio, ya que a largo plazo podría reducir la capacidad productiva en importantes extensiones de suelo agrícola.
Los incendios forestales recurrentes en las cordilleras litoral y prelitoral, desde el Alt Empordà hasta el Alt Camp, generan también riesgos elevados de erosión, que se pueden materializar si no se actúa correctamente y con rapidez.
En relación a los suelos agrícolas, el estudio recomienda adaptar la gestión del uso de este tipo de suelos a las condiciones de cada zona de cultivo, con la aplicación de técnicas de agricultura de conservación (cultivo mínimo, no labrar); el uso de prácticas agroambientales, como el mantenimiento de las estructuras tradicionales de conservación del suelo o el aumento del contenido de materia orgánica; y la integración de la conservación del suelo y la biodiversidad en la planificación territorial.
En el caso de las superficies de suelo forestal, el informe recomienda continuar desarrollando medidas de prevención de incendios, realizar actuaciones rápidas en las zonas quemadas y mantener la práctica de dar prioridad a la repoblación y revegetación de suelos forestales degradados sobre la forestación de tierras agrícolas.
El trabajo fue presentado el pasado 17 de junio, en Tarragona coincidiendo con el Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, y es fruto del convenio de colaboración firmado el mes de diciembre pasado entre la Fundación Gas Natural y la Generalitat de Cataluña, con el objetivo de promover actividades de educación y de sensibilización ambiental de la sociedad.
Departamento de Ingeniería Hidráulica, Marítima y Ambiental
2003-06-30
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