•Notícia
Joan Herp y Sara López compitieron en la clase 470 de vela, Alberto Munarriz y Marc Roca en waterpolo y Pol Moya en los 800 metros de atletismo
Cinco estudiantes de la UPC participaron en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro
La Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) estuvo representada por cinco estudiantes en las olimpiadas que este verano, entre el 5 y el 21 de agosto, se celebraron en la ciudad brasileña de Río de Janeiro. Sara López, estudiante de arquitectura, comptitió en la clase 470 de vela. En esta misma prueba participó Joan Herp, que cursa el grado de Ingeniería en Tecnologías Industriales. Alberto Munarriz, que también estudia Ingeniería en Tecnologías Industriales, y Marc Roca, estudiante de Ingeniería Química, formaron parte de la selección española de waterpolo. Pol Moya, estudiante de Ingeniería Informática, representó a Andorra en atletismo.
11/07/2016
La alta competición deportiva no está reñida con la formación universitaria. Y para muestra, los cinco estudiantes de la UPC que este año participaron en los Juegos Olímpicos y que han tenido que compaginar la preparación para su particular sueño olímpico con los estudios universitarios que están cursando. Dos de ellos coinciden en la modalidad deportiva, la clase 470 de vela, y el objetivo. Sara López, que estudia cuarto de arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (ETSAB), y Joan Herp, que estudia el segundo curso del grado de Ingeniería en Tecnologías Industriales en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de Barcelona (ETSEIB), aspiraban a acabar entre los ocho mejores y conseguir, así, un diploma olímpico. Alberto Munarriz, que comparte clases y estudios con Joan Herp en la ETSEIB, formó parte de la selección española de waterpolo junto a Marc Roca, estudiante también de la ETSEIB. El quinto de los estudiantes de la UPC que participó en Río es Pol Moya, que cursa el grado en Ingeniería Informática en la Facultad de Informática de Barcelona (FIB) y que compitió en los 800 metros de atletismo representando a Andorra. Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro se disputaron entre los días 5 y 21 de agosto.
Los cinco estudiantes forman parte del Programa de Deportistas de Alto Nivel de la UPC y se han convertido en expertos en compatibilizar la práctica deportiva al máximo nivel con la exigencia de sus estudios universitarios. Este último año, Sara López se ha visto obligada a aparcar, sólo de momento, la arquitectura para asegurar su presencia en los Juegos Olímpicos de Río. “Era el momento de arriesgarse. Bàrbara y yo sabemos que muy poca gente tiene la oportunidad de participar en unos Juegos y teníamos muchas ganas de vivirlo”. Bàrbara Cornudella a quien se refiere es su prima y a la vez compañera de embarcación, que también compagina el deporte con el estudio y con quien lleva compitiendo nueve años, lo que les convierte en una de las embarcaciones más consolidadas de la flota de la clase 470 femenina. Después de mucho luchar terminaron la competición de duodécima posición, muy cerca de las ocho mejores.
Quien también ha conseguido consolidarse en los últimos años es Alberto Munarriz, que con 22 años se ha convertido en un fijo en las convocatorias de la selección española de waterpolo. El navarro, que estudia Ingeniería en Tecnologías Industriales, luchó por las medallas en uno de los deportes que más alegrías han dado al olimpismo español. Pero, finalmente, la selección española quedó eliminada en cuartos de final por Serbia, que a la postre sería la vencedora final del torneo. “En algunos momentos resulta un poco complicado hacer las dos cosas, pero siempre se puede sacar tiempo para hacerlo todo. Es importante no dejar de lado los estudios”, explica Alberto, que añade: “Siempre me ha interesado todo lo relacionado con la ingeniería y los estudios que estoy cursando me parecía una carrera completa y con muchas salidas”. El estudiante, que practica el waterpolo desde los 11 años, estaba deseando participar en sus primeros Juegos Olímpicos y fue pieza clave del combinado español para acabar consiguiendo una meritoria séptima posición final.
Joan Herp, al que acompaña en la embarcación del 470 de vela Jordi Xammar, ha sido dos veces campeón del mundo sub-21 y el año pasado acabó cuarto en el campeonato del mundo absoluto. En Río aspiraba a un diploma olímpico pero tuvo que conformarse con la decimosexta posición final. “Cumpliré un sueño participando en la misma competición en la que participarán deportistas como Pau Gasol y Rafael Nadal”, reconocía Joan. Cuando pensaba en cuál sería uno de los momentos más bonitos, lo tenía claro: “La vuelta al estadio de Maracaná durante la ceremonia de inauguración será muy especial”. Joan Herp practica la vela desde los siete años y estudia desde hace tres Ingeniería en Tecnologías Industriales en la ETSEIB. Como Sara López, él también ha hecho este año una pequeña pausa en sus estudios para centrarse en la competición: “Nos jugábamos la plaza olímpica, que era un gran reto deportivo, y a ello he dedicado todos los esfuerzos”. En el último cuatrimestre del curso ha preferido no matricularse en ninguna asignatura. Pero no olvida sus estudios y explica que el curso que viene volverá a la universidad con la voluntad de acabar el grado para, después, preparar la próxima campaña olímpica e intentar luchar por una medalla en Tokio 2020.
Representando a Andorra, Pol Moya compitió de manera fantástica en los 800 metros de atletismo, finalizando sexto en su serie eliminatoria y quedándose a pocas centésimas de su mejor marca personal. Fue uno de los pocos deportistas del país que fueron a Río y esto suponía, a la vez, un honor y una gran responsabilidad para este estudiante de Ingeniería Informática de la Facultad de Informática de Barcelona (FIB) de la UPC. “Somos pocos los andorranos que vamos a los Juegos y todo el país se fijará en nosotros”, explicaba Pol. En Londres, en el 2012, fueron únicamente seis los deportistas de Andorra que participaron en las olimpiadas y en Pekín, en el 2008, cinco. El mérito de Pol es doble, porque, según asegura: “Practico el atletismo de manera seria desde hace sólo dos años y medio. Antes jugaba a hockey patines”.
“He recibido muchos ánimos de compañeros de grado y de profesores. Satisface mucho recibir felicitaciones de alguien que no imaginarías nunca que te sigue”, reconoce Sara López. “En los momentos más difíciles los ánimos y el apoyo sirven para tirar adelante”, añade. Sara competirá junto a Bàrbara, su prima, con el objetivo de quedar entre las ocho mejores en la prueba femenina de la clase 470 de vela, un sueño por el que han luchado mucho los últimos años. Pero no olvida la arquitectura y, en Río, ha estado muy atenta a las infraestructuras que se han construido para los Juegos Olímpicos. “Han conseguido dinamizar, gracias a la construcción del puerto, un punto de la ciudad donde no había nada”, dice Sara, que tiene muy claro qué quiere hacer en un futuro: “Desde pequeña ya me gustaba la arquitectura y además mi padre y mi abuelo son arquitectos. A largo plazo, cuando me retire de la competición olímpica, también me gustaría dedicarme a la arquitectura”.
“Compatibilizar la competición de alto nivel con un grado como el de Ingeniería Informática es ciertamente difícil y requiere de gran esfuerzo y disciplina”, explica René Alquézar, vicedecano de la FIB y tutor de Pol Moya. “Su rendimiento académico no es inferior al rendimiento medio de nuestros estudiantes que se dedican en exclusiva a los estudios. Creo que tiene mucho mérito”, añade Alquézar. Javier Giménez, subdirector de la ETSEIB, es el tutor de Alberto Munarriz y de Joan Herp. Se encarga de aconsejar a los dos sobre las asignaturas de las que pueden matricularse, en función del calendario deportivo que tiene cada cuatrimestre, y contacta con los profesores en caso de que los estudiantes necesiten cambiar fechas de exámenes, prácticas o trabajos. “El grado en Ingeniería en Tecnologías Industriales es exigente e implica por parte del alumno una dedicación muy intensa”, reconoce Javier Giménez. Especialmente difícil ha sido el último cuatrimestre, en el que los deportistas se han centrado en la preparación para los Juegos de Río.
Los estudiantes que forman parte del Programa de Deportistas de Alto Nivel de la UPC tienen acceso libre a las instalaciones deportivas universitarias y pueden obtener tres créditos ECTS por año, con un máximo de seis para todo el grado. Desde que se aprobó el Programa en el 2008, son ya 300 los estudiantes que han formado parte de él, 70 durante el curso 2015-2016. De hecho, algunos han estado muy cerca de sumarse a la selecta lista de cinco deportistas que representarán a la UPC en las olimpiadas de este verano.
Los cinco estudiantes forman parte del Programa de Deportistas de Alto Nivel de la UPC y se han convertido en expertos en compatibilizar la práctica deportiva al máximo nivel con la exigencia de sus estudios universitarios. Este último año, Sara López se ha visto obligada a aparcar, sólo de momento, la arquitectura para asegurar su presencia en los Juegos Olímpicos de Río. “Era el momento de arriesgarse. Bàrbara y yo sabemos que muy poca gente tiene la oportunidad de participar en unos Juegos y teníamos muchas ganas de vivirlo”. Bàrbara Cornudella a quien se refiere es su prima y a la vez compañera de embarcación, que también compagina el deporte con el estudio y con quien lleva compitiendo nueve años, lo que les convierte en una de las embarcaciones más consolidadas de la flota de la clase 470 femenina. Después de mucho luchar terminaron la competición de duodécima posición, muy cerca de las ocho mejores.
Quien también ha conseguido consolidarse en los últimos años es Alberto Munarriz, que con 22 años se ha convertido en un fijo en las convocatorias de la selección española de waterpolo. El navarro, que estudia Ingeniería en Tecnologías Industriales, luchó por las medallas en uno de los deportes que más alegrías han dado al olimpismo español. Pero, finalmente, la selección española quedó eliminada en cuartos de final por Serbia, que a la postre sería la vencedora final del torneo. “En algunos momentos resulta un poco complicado hacer las dos cosas, pero siempre se puede sacar tiempo para hacerlo todo. Es importante no dejar de lado los estudios”, explica Alberto, que añade: “Siempre me ha interesado todo lo relacionado con la ingeniería y los estudios que estoy cursando me parecía una carrera completa y con muchas salidas”. El estudiante, que practica el waterpolo desde los 11 años, estaba deseando participar en sus primeros Juegos Olímpicos y fue pieza clave del combinado español para acabar consiguiendo una meritoria séptima posición final.
Joan Herp, al que acompaña en la embarcación del 470 de vela Jordi Xammar, ha sido dos veces campeón del mundo sub-21 y el año pasado acabó cuarto en el campeonato del mundo absoluto. En Río aspiraba a un diploma olímpico pero tuvo que conformarse con la decimosexta posición final. “Cumpliré un sueño participando en la misma competición en la que participarán deportistas como Pau Gasol y Rafael Nadal”, reconocía Joan. Cuando pensaba en cuál sería uno de los momentos más bonitos, lo tenía claro: “La vuelta al estadio de Maracaná durante la ceremonia de inauguración será muy especial”. Joan Herp practica la vela desde los siete años y estudia desde hace tres Ingeniería en Tecnologías Industriales en la ETSEIB. Como Sara López, él también ha hecho este año una pequeña pausa en sus estudios para centrarse en la competición: “Nos jugábamos la plaza olímpica, que era un gran reto deportivo, y a ello he dedicado todos los esfuerzos”. En el último cuatrimestre del curso ha preferido no matricularse en ninguna asignatura. Pero no olvida sus estudios y explica que el curso que viene volverá a la universidad con la voluntad de acabar el grado para, después, preparar la próxima campaña olímpica e intentar luchar por una medalla en Tokio 2020.
Representando a Andorra, Pol Moya compitió de manera fantástica en los 800 metros de atletismo, finalizando sexto en su serie eliminatoria y quedándose a pocas centésimas de su mejor marca personal. Fue uno de los pocos deportistas del país que fueron a Río y esto suponía, a la vez, un honor y una gran responsabilidad para este estudiante de Ingeniería Informática de la Facultad de Informática de Barcelona (FIB) de la UPC. “Somos pocos los andorranos que vamos a los Juegos y todo el país se fijará en nosotros”, explicaba Pol. En Londres, en el 2012, fueron únicamente seis los deportistas de Andorra que participaron en las olimpiadas y en Pekín, en el 2008, cinco. El mérito de Pol es doble, porque, según asegura: “Practico el atletismo de manera seria desde hace sólo dos años y medio. Antes jugaba a hockey patines”.
Apoyo de los compañeros y los profesores
Pese a que no van a clase con frecuencia, debido a los compromisos deportivos que tienen durante el año, los olímpicos de la UPC aseguran que nunca les han faltado los ánimos de sus compañeros de grado y del profesorado. Pol Moya no supo hasta última hora si su marca le serviría para acudir a los Juegos. “Mis compañeros me preguntaban cada día si competiría o no. Me han ayudado mucho con las asignaturas”, explica el andorrano. Muy centrado este año en la preparación de los Juegos, Joan Herp apenas ha pisado la universidad durante el curso, pero pese a esto: “Me han llegado mucho mensajes de apoyo de muchos de los compañeros del grado”. Su compañero de embarcación, Jordi Xammar, también compatibiliza la vela con la universidad. “Durante los dos primeros años de campaña olímpica compaginamos el grado y el deporte. Pero por el nivel de implicación que requieren mis estudios, a él le tocó hacer más kilómetros conduciendo la furgoneta mientras yo estudiaba a su lado”, recuerda Joan. “He recibido muchos ánimos de compañeros de grado y de profesores. Satisface mucho recibir felicitaciones de alguien que no imaginarías nunca que te sigue”, reconoce Sara López. “En los momentos más difíciles los ánimos y el apoyo sirven para tirar adelante”, añade. Sara competirá junto a Bàrbara, su prima, con el objetivo de quedar entre las ocho mejores en la prueba femenina de la clase 470 de vela, un sueño por el que han luchado mucho los últimos años. Pero no olvida la arquitectura y, en Río, ha estado muy atenta a las infraestructuras que se han construido para los Juegos Olímpicos. “Han conseguido dinamizar, gracias a la construcción del puerto, un punto de la ciudad donde no había nada”, dice Sara, que tiene muy claro qué quiere hacer en un futuro: “Desde pequeña ya me gustaba la arquitectura y además mi padre y mi abuelo son arquitectos. A largo plazo, cuando me retire de la competición olímpica, también me gustaría dedicarme a la arquitectura”.
El Programa de Deportistas de Alto Nivel de la UPC
Desde el 2008, la UPC cuenta con el Programa de Deportistas de Alto Nivel de la UPC, organizado por el Servicio de Deportes de la Universidad, que tiene por objetivo dar apoyo a los estudiantes que a la vez son deportistas. Desde la UPC se intenta garantizar que el deportista pueda cursar su grado de manera que pueda seguir compitiendo al más alto nivel. Por eso, se les ofrece la posibilidad de tener un tutor personal, de entre los profesores que forman parte de su escuela, para que les ayude a planificar y adecuar el calendario académico con su calendario deportivo. Así, pueden compaginar entrenamientos y competiciones con las actividades docentes y los exámenes.“Compatibilizar la competición de alto nivel con un grado como el de Ingeniería Informática es ciertamente difícil y requiere de gran esfuerzo y disciplina”, explica René Alquézar, vicedecano de la FIB y tutor de Pol Moya. “Su rendimiento académico no es inferior al rendimiento medio de nuestros estudiantes que se dedican en exclusiva a los estudios. Creo que tiene mucho mérito”, añade Alquézar. Javier Giménez, subdirector de la ETSEIB, es el tutor de Alberto Munarriz y de Joan Herp. Se encarga de aconsejar a los dos sobre las asignaturas de las que pueden matricularse, en función del calendario deportivo que tiene cada cuatrimestre, y contacta con los profesores en caso de que los estudiantes necesiten cambiar fechas de exámenes, prácticas o trabajos. “El grado en Ingeniería en Tecnologías Industriales es exigente e implica por parte del alumno una dedicación muy intensa”, reconoce Javier Giménez. Especialmente difícil ha sido el último cuatrimestre, en el que los deportistas se han centrado en la preparación para los Juegos de Río.
Los estudiantes que forman parte del Programa de Deportistas de Alto Nivel de la UPC tienen acceso libre a las instalaciones deportivas universitarias y pueden obtener tres créditos ECTS por año, con un máximo de seis para todo el grado. Desde que se aprobó el Programa en el 2008, son ya 300 los estudiantes que han formado parte de él, 70 durante el curso 2015-2016. De hecho, algunos han estado muy cerca de sumarse a la selecta lista de cinco deportistas que representarán a la UPC en las olimpiadas de este verano.
Segueix-nos a Twitter
