•Noticia
Un alumno de la Escuela Universitaria Politécnica de Barcelona estudia el oratorio de San Felipe Neri
Javier Jara ha dedicado tres años de estudio a su proyecto final de carrera, en el cual se mezclaba la construcción y la historia de esta escondida iglesia situada muy cerca de la catedral de Barcelona. El proyecto ha sido dirigido por Santi Canosa, profesor del Taller de Patrimonio Arquitectónico de la Escuela Universitaria Politécnica de Barcelona (EUPB).
30/12/2001
Estudiante del último curso del plan antiguo de la EUPB, Javier Jara ha dedicado los tres últimos años a estudiar a fondo el oratorio de San Felipe Neri de Barcelona en su proyecto final de carrera, un proyecto que le ha hecho merecedor de un 10. En el trabajo se mezclan la memoria descriptiva, la constructiva, el estudio de las patologías de este espacio y los aspectos históricos.
En un principio, la temática histórica no era una prioridad del estudiante, pero cuanto más se metía en la historia del recinto, mayor interés le despertaba. Así, Marià Claret, san Josep Oriol y el ingeniero Ferdinand de Lesseps eran visitantes habituales de este oratorio. E, incluso, Antonio Gaudí iba cada tarde cuando finalizaba su trabajo en la Sagrada Familia. De hecho, este último fue atropellado por un tranvía, y murió, cuando se dirigía al citado espacio. El arquitecto catalán estaba fascinado por las conchas de la nave central de San Felipe Neri, ya que éstas eran parabólicas, a pesar de que en las iglesias su forma habitual es el semicírculo.
Un total de ochenta planos forman parte de este análisis, tarea a la que Javier Jara dedicó dos de los tres años que ha estado estudiando el oratorio. Anteriormente sólo había encontrado un plano en la Corona de Aragón, datado el año 1748, sobre el que se han producido bastantes cambios, especialmente en la casa que está tocando a la iglesia. La memoria constructiva del proyecto se basa en la edificación típica del siglo XVIII en la ciudad de Barcelona. La memoria descriptiva, en cambio, explica el porqué de la orientación hacia el norte del oratorio de San Felipe Neri de Barcelona, y también el porqué de su distribución y de la conectividad entre la casa, la iglesia y todo su entorno.
El estudio de las patologías del recinto ha dejado claro que San Felipe Neri está mucho mejor de lo que puede parecer a simple vista, y más si tenemos en cuenta que estamos hablando de una iglesia que se construyó entre los años 1721 y 1752, y de un oratorio que se edificó entre 1752 y 1796. El problema más grave es puramente estructural en la nave central. Así, en el primer tramo, entrando desde la fachada, la bóveda de cañón tiene fisuras porque el arco de refuerzo ha cedido un poco, y eso ha provocado que se separen un poco los pilares. Aunque no hay peligro, no estaría de más hacer alguna actuación para evitar que el arco de refuerzo continúe bajando. Además, hay las típicas grietas provocadas por el paso del tiempo y algunos problemas de humedad en las carpinterías originales.
Otros temas a tratar serían el deterioro de los balcones del siglo XVIII, quemados por el sol; y las tribunas barrocas, de las cuales se conservan muy pocas en Cataluña. La falta de mantenimiento en una comunidad que ha dividido considerablemente el número de sus residentes parece ser la culpable de la situación actual en una construcción que se empezó a levantar hace tres siglos. Javier Jara cree que se trata de un problema fundamentalmente económico e, incluso, se atreve a valorar los gastos de un mantenimiento mínimo del templo en unos 200 millones de pesetas.
Escuela Universitaria Politécnica de Barcelona
2001-12-30
Escuela Universitaria Politécnica de Barcelona
2001-12-30
Síguenos en Twitter


