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El ‘Fleur de Passion’ analizará el entorno amenazado de la costa australiana
La expedición marítima Ocean Mapping, en la que participa el Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas, rumbo a la Gran Barrera de Coral
El barco 'Fleur de Passion', el mayor velero de pabellón suizo, de 33 metros de eslora, que lleva a bordo, entre otros, el proyecto científico '20.000 sonidos bajo el mar', del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB) de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), zarpa hoy, 28 de marzo, de Brisbane (Australià) rumbo al norte, hacia la Gran Barrera de Coral, en el marco del proyecto The Ocean Mapping Expedition. El velero parte con dos nuevos programas científicos de cartografía y observación de este entorno amenazado, que se desarrollarán en colaboración con la Universidad de Queensland y la ONG australiana CoralWatch.
28/03/2017
The Ocean Mapping Expedition, impulsada por la Fondation Pacifique de Ginebra (Suiza), da la vuelta al mundo en cuatro años siguiendo la estela de Magallanes desde abril del 2015, con el objetivo de medir el impacto humano en los océanos. El proyecto 20.000 sonidos bajo el mar del LAB de la UPC es el único español en dicha expedición y realiza el mapa interno de la contaminación sonora en los océanos. En esta nueva etapa marítima, el proyecto 20.000 sonidos bajo el mar va a contribuir entender el estado de salud de la Gran Barrera de Coral midiendo su paisaje sonoro a una escala hasta ahora nunca estudiada. “Los corales son el hábitat de una gran diversidad de especies marines”, explica Michel André, director del LAB de la UPC, por lo que “grabar y analizar acústicamente esta diversidad nos permitirá ayudar a entender los retos asociados al cambio climático que pesan sobre este entorno fragilizado”.
El sistema de hidrófonos de ‘20.000 sonidos bajo el mar' detecta y clasifica automáticamente todos los sonidos de origen humano o naturales, a lo largo del recorrido del velero Fleur de Passion por todo el mundo. Se trata de un dispositivo innovador que integra tecnología de Internet, lo que permite el control a distancia de forma que la tripulación a bordo sólo tiene que introducir los hidrófonos en el agua y los investigadores del LAB pueden activar y manipular los equipamientos de recogida y transmisión de datos desde el Laboratorio. El sistema, además, envia, en tiempo real, los sonidos y las imágenes captadas con cámaras submarinas instaladas en los hidrófonos, a los investigadores del LAB, laboratorio vinculado a la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de Vilanova i la Geltrú (EPSEVG), en el Campus de la UPC en esta localidad.
Además de este proyecto, a bordo del velero se desarrolla también el programa Micromégas, sobre la contaminación por microplásticos, en colaboración con la asociación ginebrina Oceaneye. A estos dos programas científicos se suman, en el nuevo periplo marítimo, otros dos nuevos: el programa principal, que se desarrollará entre los meses de abril y mayo, se llevará a cabo en colaboración con la Universidad de Queensland (UQ) en una zona específica a cientos de kilómetros entre Townsville y Cooktown. Bajo la dirección de Chris Roelfsema, del Remote Sensing Research Centre (RSRC), varios equipos de voluntarios y voluntarias se embarcarán en el velero para cartografiar los arrecifes de coral en el marco de este proyecto que implica, además de la UQ, a the Australian Institute for Marine Science (AIMS), the Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO), the James Cook University y the Great Barrier Reef Marine Park Authority (GBRMPA).
El segundo programa se desarrollará en colaboración con la ONG CoralWatch, un proyecto de ciencia ciudadana global con base en la Universidad de Queensland. Este proyecto ayuda a las escuelas, las comunidades y los actores turísticos a comprender y apoyar las acciones de gestión sobre la barrera de coral, proporcionándoles información y ofreciéndoles la posibilidad de participar en recogidas de fondos. A partir de Brisbane y, en adelante, en todas las aguas en las que la expedición atraviese arrecifes de coral, la tripulación del Fleur de Passion procederá a la observación submarina de los macizos coralinos y de su estado de salud según el protocolo de la ONG, lo cual contribuirá a ampliar una base de datos que permitirá seguir con gran precisión la evolución de dicho estado de salud, cada vez más amenazado.
La Gran Barrera de Coral está formada por alrededor de 3.000 arrecifes de coral que ocupan una superficie de más de 340 000 km2 la cual se extiende a lo largo de 2.300 km de la costa este australiana, desde Gladstone, al sur, hasta el estrecho de Torres, que separa Australia de Papúa-Nueva Guinea. Se trata de la mayor estructura viva del planeta, pertenece desde 1981 al Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y alberga miles de animales y organismos marinos, pero está amenazada.
Bajo la influencia de El Niño, pero también del calentamiento global provocado por el ser humano, la Gran Barrera de Coral sufre de forma cada vez más repetida en los últimos años fenómenos de decoloración.
“Para la Fondation Pacifique, estos dos programas australianos se enmarcan en las dos misiones esenciales de The Ocean Mapping Expedition”, recuerda su vicepresidente Samuel Gardaz: “contribuir a una mejor comprensión del impacto humano sobre los océanos y a una mayor concienciación de los retos de desarrollo sostenible que de él se derivan”.
El sistema de hidrófonos de ‘20.000 sonidos bajo el mar' detecta y clasifica automáticamente todos los sonidos de origen humano o naturales, a lo largo del recorrido del velero Fleur de Passion por todo el mundo. Se trata de un dispositivo innovador que integra tecnología de Internet, lo que permite el control a distancia de forma que la tripulación a bordo sólo tiene que introducir los hidrófonos en el agua y los investigadores del LAB pueden activar y manipular los equipamientos de recogida y transmisión de datos desde el Laboratorio. El sistema, además, envia, en tiempo real, los sonidos y las imágenes captadas con cámaras submarinas instaladas en los hidrófonos, a los investigadores del LAB, laboratorio vinculado a la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de Vilanova i la Geltrú (EPSEVG), en el Campus de la UPC en esta localidad.
Además de este proyecto, a bordo del velero se desarrolla también el programa Micromégas, sobre la contaminación por microplásticos, en colaboración con la asociación ginebrina Oceaneye. A estos dos programas científicos se suman, en el nuevo periplo marítimo, otros dos nuevos: el programa principal, que se desarrollará entre los meses de abril y mayo, se llevará a cabo en colaboración con la Universidad de Queensland (UQ) en una zona específica a cientos de kilómetros entre Townsville y Cooktown. Bajo la dirección de Chris Roelfsema, del Remote Sensing Research Centre (RSRC), varios equipos de voluntarios y voluntarias se embarcarán en el velero para cartografiar los arrecifes de coral en el marco de este proyecto que implica, además de la UQ, a the Australian Institute for Marine Science (AIMS), the Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO), the James Cook University y the Great Barrier Reef Marine Park Authority (GBRMPA).
El segundo programa se desarrollará en colaboración con la ONG CoralWatch, un proyecto de ciencia ciudadana global con base en la Universidad de Queensland. Este proyecto ayuda a las escuelas, las comunidades y los actores turísticos a comprender y apoyar las acciones de gestión sobre la barrera de coral, proporcionándoles información y ofreciéndoles la posibilidad de participar en recogidas de fondos. A partir de Brisbane y, en adelante, en todas las aguas en las que la expedición atraviese arrecifes de coral, la tripulación del Fleur de Passion procederá a la observación submarina de los macizos coralinos y de su estado de salud según el protocolo de la ONG, lo cual contribuirá a ampliar una base de datos que permitirá seguir con gran precisión la evolución de dicho estado de salud, cada vez más amenazado.
La Gran Barrera de Coral está formada por alrededor de 3.000 arrecifes de coral que ocupan una superficie de más de 340 000 km2 la cual se extiende a lo largo de 2.300 km de la costa este australiana, desde Gladstone, al sur, hasta el estrecho de Torres, que separa Australia de Papúa-Nueva Guinea. Se trata de la mayor estructura viva del planeta, pertenece desde 1981 al Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y alberga miles de animales y organismos marinos, pero está amenazada.
Bajo la influencia de El Niño, pero también del calentamiento global provocado por el ser humano, la Gran Barrera de Coral sufre de forma cada vez más repetida en los últimos años fenómenos de decoloración.
“Para la Fondation Pacifique, estos dos programas australianos se enmarcan en las dos misiones esenciales de The Ocean Mapping Expedition”, recuerda su vicepresidente Samuel Gardaz: “contribuir a una mejor comprensión del impacto humano sobre los océanos y a una mayor concienciación de los retos de desarrollo sostenible que de él se derivan”.
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